¿Por qué lo bueno no entra en
nuestras vidas? ¿Por qué a pesar de nuestros esfuerzos vemos que las
situaciones no mejoran? ¿Por qué nos encontramos de pronto rodeados de gente
que se empeña en esparcir hostilidad y mala vibra?
La respuesta es simple: porque el
mundo es un reflejo de aquello que somos. Esta respuesta no suele ser bien
asimilada por la mayoría de las personas, tenemos la falsa creencia de que nuestra
conducta es la correcta, de que estamos bien, de que tenemos la razón, pero
cuando volteamos a mirarnos con ojo crítico e imparcial nos topamos con la
sorpresa de que albergamos en nuestro interior sentimientos, pensamientos y
actitudes que son las que están haciendo la veces de imán para toda esa “desdicha”
y “mala suerte” que nos rodea.
Para poder verte rodeado de dicha,
abundancia y bienestar has primero de corregir en ti aquello que “está mal”,
aquello que no esté en armonía con lo que deseas ver reflejado en tu ida.
Te invito a que mires en tu interior
y, sin juzgarte, identifiques todo aquello que consideres no guarda relación
con la vida que deseas llevar, ese será el primer paso para comenzar a generar
una inercia positiva en tu vida. ¡Hazlo! Sólo hazlo y verás que con el simple
hecho de arrojar luz sobre los aspectos oscuros de tu Ser las cosas comienzan a
cambiar.