Todos los días la vida nos coloca en el camino
circunstancias que ponen a prueba nuestra habilidad y capacidad para sortear la
adversidad. Los seres humanos tenemos la desafortunada característica de caer
en nuestra zona de confort y no salir de ella a menos que seamos sacudidos
hasta nuestros cimientos.
Cuando algo escapa de nuestro control y se opone de manera directa con
aquello que consideramos la normalidad en nuestro quehacer cotidiano es que
decimos que tenemos un problema.
Los problemas, sin importar su “tamaño”, requieren todos de una
solución inmediata, acciones rápidas y concretas de nuestra parte para
restablecer el equilibrio.
Cada quien tiene su particular forma de afrontarlos, algunos toman el
toro por los cuernos y los encaran de manera inmediata y directa; existen sin
embargo muchos otros que se apabullan ante la primera señal de tensión y evaden
el conflicto, se fugan y buscan escapar de sus problemas en lugar de buscarles
una solución.
Hoy quiero compartirte algunas acciones que te serán se suma utilidad
para afrontar y resolver tus problemas. Ten siempre bien presente que los
problemas no se resuelven solos, no desaparecen por el hecho de negarlos o
darles la espalada.
Cuando un problema se nos presenta debemos de afrontar con
responsabilidad la tarea de buscarle una solución, encontrar la mejor manera de
resolverlo y hacer uso de todos los recursos que estén a nuestro alcance para
lograrlo.
Fugarse y escapar de un problema ocasionará que este crezca o te
acarree una oleada de mayor adversidad que trastornará por completo tu vida. Si
quieres salir de tus problemas pon atención a los siguientes consejos y
llévalos a cabo:
1.
Define La Magnitud. No es lo mismo extraviar el
celular que las llaves de tu auto, de igual forma no es lo mismo perder el
móvil que perder tu laptop. Quizás tuviste una pelea con algún compañero de
trabajo que nunca se equiparará con tener una discusión con tu pareja; quizás
perdiste el trabajo, pero aun conservas la salud. Aprende a dimensionar en su
debida proporción los problemas que se te presenten, siempre habrá cosas
peores, compara y discierne con sabiduría.
2.
Impacto En Tu Vida. Analiza a detalle cuál es el
impacto que los problemas tienen en tu vida. Habrá circunstancias que puedan
trastocar por completo el orden de tu existencia misma y existirán otras que
sean simplemente una simple y pasajera molestia. Cada desafío, según su
dimensión, impactará en mayor o menor medida tu vida y requerirá de mayor o
menor tiempo para su resolución. Toma las cosas con calma y estudia con cuidado
cuáles son tus opciones.
3.
Solución O No Solución. Dice un dicho popular
que si un problema tiene solución no tienes de que preocuparte y si no la
tiene, de igual forma, no tienes de que preocuparte. Hay cosas en la vida que por su
mismo carácter escapan a nuestro control
y no podemos hacer nada para resolverlos: un recorte masivo de personal, circunstancias
climáticas que retrasen una obra, procesos largos que pueden demorar meses o
años, enfermedades que tardan en curarse… la muerte. Dicen que todo tiene
solución, todo eventualmente sana y regresa a su equilibrio. Identifica con
cuidado cuáles son aquellas cosas que dependen de ti y enfócate en hacer
esfuerzos en esa dirección, lo demás… déjalo fluir.
4.
Divide. Cuando un problema se nos viene encima, nos sentimos sobrepasados, la angustia que hace presa de nosotros nos nubla
razón y no podemos pensar con claridad el curso de acción que hemos de tomar.
Cuando vemos un problema de primera impresión podemos llegar a pensar que es
irresoluble, demasiado grande, y que no podremos con él. Cuando esto te suceda
desmenuza tu problema, divídelo en partes que irás resolviendo una a una,
enfócate en una cosa y olvídate de todo lo demás; una vez terminado prosigue
con otra parte hasta que eventualmente tengas el todo resuelto.
5.
Pide Ayuda. No quieras resolverlo todo tu sólo,
¡porque no lo estás! Los seres humanos tenemos la maravillosa fortuna de poder
relacionarnos con nuestros congéneres y establecer relaciones de cooperación y
ayuda mutua. Acércate a tus seres queridos, permite que la experiencia de
aquellos que te rodean sirva de confort y ejemplo para solucionar tus
conflictos. No seas tan orgulloso que "te ahogues en un vaso de agua" sólo porque
no tuviste la humildad y el valor de pedir ayuda. No nacemos sabiéndolo todo.
Los seres humanos venimos al mundo como un lienzo en blanco, son las
experiencias, la vivencia del día a día y el sufrimiento de nuestras derrotas
las que nos van dando la sabiduría necesaria para lograr un Buen vivir. Hay
muchos otros que ya han pasado por donde nosotros apenas hemos de transitar;
levanta tu voz, abre tu corazón, y permite que la sabiduría de otros penetre en
tu Ser.
6.
Aprende. Prepárate, cultívate, estudia. El mejor
maestro es el sufrimiento y el dolor, pero también lo es el conocimiento. A mí
me gusta mucho decir que los libros son como cofres llenos de “veintes”, la
lectura te da la posibilidad de ponerte en los zapatos de otros, de ver
distintos ángulos, de cambiar tu perspectiva y enfoque. El aprendizaje
constante te da la posibilidad de que “te caigan muchos veintes” y adquieras la
experiencia de otros a través de su ejemplo.
7.
Actúa.
¡Ponte en Acción! No te quedes tirado después de haber recibido un duro golpe,
levántate y aprende de lo que te acaba
de suceder. El fracaso no es caer, sino quedarse tirado después de sufrir una
derrota. Todo vuelve a su cauce cuando permitimos que la vida siga fluyendo.
Ella es flujo constante que hemos de seguir sin detenernos; detenerse es
estancarse, enmohecerse y pudrirse. Mantente fluido, puro y transparente, todo
retoma su equilibrio cuando permanecemos en el camino, avanzando, con confianza
y determinación.
“La mayoría de las
personas gastan más tiempo y energías en hablar de los problemas que en afrontarlos”. Henry Ford
Afronta la adversidad y restablece tu equilibrio.
Escrito
por: Tonathiu Estrada
Domingo, 2 de febrero del 2014
León, Guanajuato, México
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