Muy
bien mis queridos amigos y lectores, a estas alturas ya debemos de tener bien
claro que para alcanzar el éxito es fundamental tener control sobre nuestras
emociones y un correcto manejo en el
ejercicio de nuestra voluntad.
Fijarse
un objetivo y dar los primeros pasos hacia su consecución es ya el 50% del
camino andando, la cuestión es que el otro 50% es la parte en que la mayoría de
los que emprenden claudican.
Mantenerse
motivado se convierte en la tarea principal de aquellos que han
decidido luchar para conquistar sus sueños y alcanzar el éxito. Estar motivado
cuando somos atraídos por algo o alguien resulta sencillo, nuestro interés está
volcado por completo en aquello que deseamos conseguir y hacer esfuerzos no nos representa ningún
problema.
Sin
embargo, con el paso del tiempo, es posible que el interés inicial vaya
menguando y comience a dar paso al hastío, al aburrimiento o al desgano, y no
sólo eso, sino que al paso de los días o los meses comenzamos a toparnos con
los obstáculos propios de cualquier emprendimiento.
¡Aquí
es cuando las cosas comienzan a ponerse interesantes! Cómo respondemos al
fracaso, cómo sorteamos los obstáculos que se nos presentan, cómo reaccionamos
ante la crítica y a la adversidad pueden convertirse en factores determinantes
de nuestro éxito por encima del conocimiento o del dominio que tengamos de
algún tema, por encima incluso de nuestra capacidad intelectual.
Estudios
realizados en todo el mundo han demostrado
fehacientemente que aquello que
determina el éxito de una persona no está condicionado tanto por su capacidad
intelectual, aquello que conocemos como CI (Cociente Intelectual), como por
su capacidad de manejar de manera equilibrada y controlada sus emociones,
responder al fracaso y motivarse a sí mismo para mantener una línea de esfuerzo
activa y voluntaria.
Una
persona que ejerce el control de su mente emocional es una persona que sabe reaccionar
de manera positiva al fracaso, extraer lo positivo dentro de lo negativo,
lidiar con el carácter de otras personas, empatizar, mantener la esperanza
cuando ha tenido algún revés, enfocar la causa de sus fallas en factores externos
y no culparse a sí misma, evitando caer en trastornos emocionales como la ansiedad, la angustia
o la depresión.
Sin
importar cuál sea el área en que te desempeñes, siempre encontrarás
competencia, personas que estén luchando al igual que tú por obtener mejores
oportunidades, mejores posiciones, mejor calidad de vida… ¡mejor todo!
Solemos
creer, sin embargo, que aquello que nos dará la ventaja y nos permitirá ser más
competitivos en nuestro ámbito de acción será tener un dominio de los
conocimientos requeridos, contar con un título profesional, algún grado de especialización,
estudios de post grado, etc.
Como
afirman los psicólogos la razón radica en que la VENTAJA
COMPETITIVA en un mundo cada vez más demandante y especializado
está en el desarrollo de lo que conocemos como Inteligencia Emocional.
Si bien los conocimientos son la base de todo éxito profesional y personal, el
tener un adecuado manejo del mundo emocional resulta crucial al momento de tener que
llevar a la práctica todo el bagaje contenido en nuestro inventario.
Este desarrollo puede ser evidenciado,
y medido incluso, en la capacidad y las facultades que tenga una persona para automotivarse
y transformar en oportunidades para el éxito aquello que para otros es motivo
de desdichas y desánimo.
Recuerda:
“Tres facetas
diferentes de la inteligencia emocional son la capacidad de expresar las quejas
en forma de críticas positivas, la creación de un clima que valore la
diversidad y no la convierta en una fuente de fricción y el hecho de saber
establecer redes diferentes.” Daniel Goleman
¿Sabes
motivarte?
Escrito
por: Tonathiu Estrada
Viernes,
17 de enero del 2014
León, Guanajuato, México
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