¡Y de verdad pierde mucho! El enojo,
al igual que toda la gama de emociones, es esencial para los seres humanos. Las
emociones tienen la función de dar vida y colorear nuestra existencia, son ese
sistema de guía que nos ayuda a saber cuando algo no está bien dentro de nosotros
mismos o en nuestro entorno.
La alegría, la tristeza, el coraje,
la sorpresa, el temor, el enojo y un gran etcétera, son la nota distintiva de
lo que nos caracteriza como seres humanos, más aun por el hecho de que somos
capaces de percatarnos de su existencia, su manifestación y la posibilidad de
tener control sobre ellas.
Cuando menciono que el que se enoja
pierde mucho es por el hecho de que un arranque de ira puede echar a perder todo
el trabajo que con muchísimo esfuerzo quizás hayas obtenido en alguna esfera de
tu vida.
Todos, sin excepción, hemos estado
alguna vez en una situación que logró hacernos perder el control y arremeter
contra la fuente de nuestro coraje. La cuestión del enojo es que puede variar
desde un simple o pequeño malestar hasta un verdadero y devastador arranque de
furia.
Una de las manifestaciones más comunes
y veloces para la mente emocional es precisamente la del enojo. Lo vemos todos
los días y en todos lados; al dirigirnos al trabajo en medio del tráfico
matinal, cuando alguien no recibe aquello por lo que pago, cuando alguien
invade nuestra privacidad.
Cuando somos agredidos, de manera real
o imaginaria, estas acciones despiertan de manera inmediata un torrente de
reacciones psicológicas, bioquímicas y físicas que describimos como enojo, respondiendo
a lo que sentimos como una agresión tratando de repelerla, ya sea de manera
verbal o llegando incluso a la confrontación física.
El gran problema es que así como es
de rápida su manifestación así de veloz es también el remordimiento y culpa por
dejarse llevar por él y realizar actos de los cuales nos arrepentimos.
Recuerda que los seres humanos
estamos constituidos por cuatro inteligencias o mentes que
deben aprender a trabajar en unidad y armonía; la diferencia en la velocidad
de sus manifestaciones es lo que nos pone en aprietos al momento de tener que
lidiar con el enojo.
Al igual que los enemigos del éxito que ya hemos mencionado, el enojo llega a ser un verdadero obstáculo para alcanzar tus objetivos cuando
se convierte en una manifestación recurrente de tu Ser.
Aprender a controlar las emociones es una tarea
fundamental para todo aquel que dese ver sus sueños hechos realidad, dejarse
llevar por el enojo puede representar perdidas incalculables no solo en términos
monetarios sino también emocionales, psicológicos o incluso espirituales.
Nada puede ser tan verdaderamente importante que merezca
la perdida de nuestra paz interior. Ceder el control al enojo puede
representarte a la larga la más desafortunada de las acciones, pues en un
arranque de ira eres capaz de decir y hacer cosas que de otro modo no te
hubieras atrevido a expresar y despojarte de lo que más atesoras.
Cuando sientas que estás siendo
sometido a presión y que pronto podrías explotar de enojo realiza las
siguientes acciones:
- Respira profundo y con calma.
- Pregúntate si existe razón para el enojo.
- Enfoca tu atención en algo positivo.
- Recuerda que tú eres al Amo de tus emociones.
- Actúa con consciencia.
Mantén el control sobre ti mismo,
ejerce el poder de tu voluntad para mantener el dominio absoluto de las manifestaciones
de tu Ser. Se tú quien controle tus emociones y no ellas quienes te controlen a
ti.
Edúcate, prepárate y ejercítate en
la Maestría del estar consciente de Ser y usa tus emociones como herramientas
para ALCANZAR
EL ÉXITO.
Recuerda:
“Cualquiera puede
enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en
el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo
correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo”. Aristóteles
¡No
te pierdas!
Escrito por: Tonathiu
Estrada
Miércoles, 15 de enero
del 2014
León,
Guanajuato, México
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