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VIVIR PARA SERVIR


UNA VIDA DE SERVICIO

          Una de las notas claves del éxito es sin duda el SERVICIO, ya sea desinteresado o con una remuneración, según sean tus objetivos.

         La vida es un servicio constante para aquellos que se han dado cuenta de que el universo mismo responde a la intención de tus actos. Es decir, que aquellas personas que están determinantemente enfocadas a dar, brindar apoyo, ayudar, construir y generar cambios son aquellas que por consecuencia lógica van a recibir lo mismo: crecimiento, expansión, apoyo, ayuda, armonía y por supuesto riqueza, sea esta espiritual, material o ambas.

UNO DE LOS SECRETOS DEL ÉXITO ES APRENDER A DEJAR EL EGOÍSMO, EL APEGO Y EL ANHELO DE POSESIÓN EXCLUSIVA PARA DAR PASO A LA GENEROSIDAD, LA ASOCIACIÓN Y LA COOPERACIÓN

         Si pones atención te darás cuenta de que aquellos que más riqueza poseen son aquellos que brillan por su generosidad y ánimo de compartir sus conocimientos, experiencias, productos, bienes o servicios.

         Pon mucha atención a esto porque un cambio de perspectiva y enfoque en cómo y por qué haces lo que haces puede dar un giro de 180 grados a tu vida.

         Todos de alguna manera servimos a otras personas o a un propósito; no importa cuál sea la actividad en que nos desempeñemos siempre existirá una contraparte que se beneficiará de aquello que nosotros realizamos.

         Así por ejemplo, si eres una secretaria, sirves a tu jefe y a los objetivos generales de una empresa, de tu trabajo se beneficia tu jefe y, aunque parezca pequeña, tu aportación influye en los resultados globales. Si eres dueño de algún negocio, tienes clientes a los cuales debes satisfacer y ofrecerles tus bienes y servicios de manera oportuna y con la mejor calidad, si es que quieres mantenerlos y aumentarlos. Si eres profesionista de igual manera existen personas que contratarán tus servicios y depende de la forma en cómo “te vendas” para que “consuman” lo que ofreces. Si eres empleado tu actividad y productividad es medida y tiene repercusiones en las metas establecidas por tus empleadores.

         La cuestión es no sólo servir para hacer dinero, ganarse el “chivo” o generar un sueldo, es tener claro el sentido y el objetivo del por qué hacemos lo que hacemos, a quién o para qué servimos.

         Esto está indisolublemente ligado al sentido mismo de tu existencia, qué es lo que te apasiona, lo que amas y lo que te motiva a levantarte cada día para disfrutar con alegría de la vida.

         El éxito llega cuando haces lo que te llena de entusiasmo y, por consecuencia, lo haces bien; tu energía, dinamismo y pasión se ven reflejados en la calidad de lo que haces, produces u ofreces.        

         A todos nos ha pasado alguna vez entrar algún lugar para comprar, consumir o sólo pedir información y ser recibidos con una cara larga, apatía, malos modos y desinterés. ¿Qué es lo que sientes cuándo te tratan así? ¿Te quedan ganas de volver o consumir en ese sitio? ¡Yo creo que no!

         En cambio que diferencia cuando eres recibido con una sonrisa, amabilidad, calidez y entusiasmo. ¡Caray! No solo vuelves, sino que recomiendas un lugar así, te vuelves generoso, dejas buena propina, hablas de ese servicio, producto o profesionista en cuestión, y no dudas en dar una buena referencia, es decir, LO QUIERES COMPARTIR.

         Esas son personas que disfrutan y vibran con lo que hacen, sirven a un propósito y saben servir.

         Sé que quizás en algún momento estés haciendo algo que no te agrade, porque necesitas satisfacer tus necesidades, pero eso no implica que no lo hagas con calidad, servir al propósito para el cuál fuiste contratado. No olvides que todo es temporal y debes luchar todos los días por alcanzar aquello que realmente deseas y te hace feliz.       

LO QUE ESTÁS HACIENDO HOY SIRVE A UN PROPÓSITO MAYOR, HAZLO CON ALEGRÍA, PACIENCIA, PONLE ENTUSIASMO Y UNA ACTITUD POSITIVA Y VERÁS QUE LAS COSAS EMPIEZAN A CAMBIAR.

         Recuerda la frase de la querida hermana albanesa Teresa de Calcuta:


         “El que no vive para servir, no sirve para vivir”


Y tú ¿para qué sirves?


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