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SE EL ACTOR DE TU VIDA

CREE EN TI Y CREA TU VIDA



            ¿Qué haces con tu vida? ¿Eres tú quien elige a dónde quiere dirigir sus pasos o es la vida la que te lleva sin control a donde las circunstancias dictan? ¿Vives la vida lúcida y conscientemente o es la vida la que "te vive"?

            A lo largo de los años no he parado de toparme con gente que afirma y sostiene de manera contundente que en la vida uno no puede tener lo que quiere sino que debe contentarse con querer lo que tiene, que alcanzar los sueños es una empresa difícil y que no vale la pena arriesgar la seguridad de lo malo por conocido por lo “bueno por conocer”, vienen repitiendo robóticamente que en este mundo uno tiene que ser realista, que arriesgarse es un acto innecesario pues ciñéndose a las normas uno puede tener “lo necesario”.

            Yo no dejo de preguntarme constantemente cuando miro al alrededor ¿Cuánta de toda la gente que veo realmente es feliz? ¿Cuántos de ellos estarán realmente haciendo lo que les llena de pasión? ¿Cuántos sienten que su vida misma es su razón de existir? Y también ¿Cuántos se habrán rendido ya en la lucha por sus sueños? ¿Cuántos se engañan a sí mismos pensando que ya es mejor a lo que muchos podrían aspirar?

            Todas esas interrogantes me causan una sensación de ímpetu, de luchar con más fuerza, determinación por aquello que realmente es valioso y representa mi felicidad. Vivimos en un mundo vasto, grandioso, maravilloso y a la vez pavoroso que puede convertirse en el campo de juegos más grande o en una prisión oscura y tétrica.

            La cuestión es cómo quieres vivir tu estadía y breve paso por este mundo. Quieres ser un esclavo de las circunstancias, limitado por el miedo y las ideas mediocres y retrogradas que se vienen repitiendo generación tras generación o quieres ser el constructor de tu propio destino, el actor de la más grande obra que pueda existir y que es tu propia vida.

            Las circunstancias pueden llegar a ser muy complicadas, difíciles, horribles en verdad. No creo que exista ser humano que no haya sufrido, en mayor o menor medida, alguna desgracia, derrota o fracaso. Todos hemos atravesado momentos en los que creímos no ser capaces de sobreponernos, el desánimo y la depresión, el llanto y  la angustia se apoderaron de nosotros y la vida nos mostró su lado más oscuro.

            Sin embargo, ¡aquí estamos! Seguimos adelante y hemos aprendido de esos sombríos momentos, tuvimos paciencia, determinación y logramos tener la fortaleza para esperar a que pasara la tormenta. Pero eso no es aun suficiente, la vida continúa y debemos seguir caminando en pos de aquello que nos ha mantenido de pie, nuestros sueños, anhelos, fantasías para algunos, pero la felicidad para nosotros.

            Es increíble ver la forma en que el mundo absorbe y mecaniza, la influencia de los medios masivos con sus programaciones televisivas, las tendencias musicales que bombardean con sus ideas de conformismo, drama, traición y violencia. Pareciera no haber escape pero, afortunadamente, si lo hay.

            He dicho ya anteriormente que lo obvio escapa de nuestra vista por su misma evidencia. ¿Cómo es que existe tanta gente capaz de lograr sus objetivos, conquistar sus sueños, alcanzar su felicidad y tantos otros que no? ¿Será que la suerte les favorece, no tienen tantos problemas como nosotros o qué misteriosas fuerzas los protegen?

            ¡Ninguna! La única diferencia es que en algún punto se dieron cuenta plenamente de aquello que las haría felices y decidieron tomar el control de sus vidas para conseguirlo. Estudiaron y aprendieron que para conquistar sus metas debían de ser disciplinados, planificar, tener un método, aprender de sus errores, fortalecer su voluntad, sentirse agradecidos por los bienes que ya poseían y automotivarse para elevarse por encima de los momentos de cansancio, desgano y apatía.

            Ser realista es lo peor que puedes hacer si quieres alcanzar el éxito en lo que sea que hagas. No es siendo realista que harás cosas diferentes y nuevas, no es siendo un espectador que lograrás que algo cambie en tu vida.

            Es necesario que tomes el timón, las riendas y te hagas responsable por el hecho de estar aquí y ahora. No puedes culpar a las circunstancias  o a otras personas por no estar viviendo lo que deseas vivir. Debes decidir de manera consciente y libre hacía donde quieres encaminar tus pasos, cuál es el papel que quieres desempeñar y creer con firmeza en ti mismo para llegar hasta el fin.

            Atrévete a ser el actor protagonista de tu propia vida, deja de ver cómo las cosas te suceden y empieza a influenciar tu entorno para crear aquello en lo que crees.

            Recuerda:
                       
            ¡Actúa en vez de suplicar! ¡Sacrifícate sin esperanza de gloria ni recompensa! Si quieres conocer los milagros, hazlos tú antes. Sólo así podrá cumplirse tu peculiar destino. Ludwig Van Beethoven


¿Qué clase de vida quieres tener? 




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