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ATENCIÓN = CALIDAD = ÉXITO



TE TENGO UN POST INTERESANTÍSIMO; ya te he comentado acerca de hacer las cosas buscando la excelencia y en un artículo anterior la importancia de poner atención en lo que efectuamos para tener un trabajo de calidad y hecho con intencionalidad.

Pocas veces solemos percibir los estados mentales en los cuales nos encontramos y es que, de verdad, nadie nos ha educado o informado que a pesar de que creemos estar conscientes y bien despiertos todo el tiempo esto no es del todo cierto. Todos habremos comprobado alguna vez, en mayor o menor medida, que de pronto hay cosas que se nos escapan de la mente, olvidamos, o simplemente estamos en un estado de marasmo tal que bien pueden estar gritando nuestro nombre y nosotros en la ausencia mental total… ¡por no llamarle de otro modo!. Esto se debe a que nuestros niveles de atención están oscilando constantemente,  no son uniformes durante el día y dependen del estado físico y emocional en el cual nos encontremos en determinado momento. Así, si por ejemplo estás enfermo o deprimido habrás notado que tu atención está totalmente dispersa, estás "ausente"; si estás entusiasmado con algo, tu atención es mayor y eres capaz de seguir una actividad por horas, o días incluso, y si ya en tu Ser está firme la determinación de lograr un objetivo se desarrolla una atención fija que solemos identificar con la FUERZA DE VOLUNTAD.

Te voy a enumerar, y posteriormente a definir, cuáles son los tres niveles de atención en los cuales oscilamos mientras estamos “despiertos”:

1.    Atención pasiva.
2.    Atención activa e involuntaria.
3.    Atención activa y voluntaria.

  1.     ATENCIÓN PASIVA. Es el estado en el cual de verdad pasamos la mayor parte del tiempo; quizás pensarás que los seres humanos somos muy conscientes de nuestras circunstancias y de nuestro estado mental, físico y emocional todo el tiempo pero, sólo date tiempo para reflexionar, verificar y tú decides al final. Éste es el estado de la ensoñación, de los sueños despiertos, del olvido y la distracción. Es cuando alguien te llama y tú estás completamente absorto en tu imaginación, soñando con lo que harás o perdiendo el tiempo lamentándote por lo que ya pasó, creando fantasías de cómo será, quizás, algún encuentro amoroso o divagando sobre algo que viste o escuchaste. Éste es también el estado de la charla interna descontrolada, cuando tienes un dialogo interior incesante, loco y sin sentido que no te lleva a ningún lado más que a reforzar patrones conductuales y emocionales, es la “mente de mono” de la que hablan los budistas, saltando de un lado a otro sin meta, dirección o control.
  2.     ATENCIÓN ACTIVA E INVOLUNTARIA. En el nivel de la atención activa e involuntaria aparece un factor emocional . Es cuando algo puede abarcar desde un simple gusto hasta una pasión desmedida. Este estado es el que suele regir la mayor parte del tiempo cuando no estamos “perdidos en el espacio”, es en el cual funcionamos la mayor parte del día, realizando nuestras actividades cotidianas, se diferencia del anterior en que ya existe un mayor grado de control pues estás más atento a lo que realizas, eres un tanto más consciente de tu entorno y de lo que ocurre, así como de las personas con las cuales estás interactuando. A éste estado se le suele llamar "identificación" porque el factor emocional puede llegar a ser tan poderoso que no hay fuerza que pueda moverte de ello, estás completamente identificado con el objeto de tu atención,  TÚ Y EL SON UNO. Aquí puede darse la confusión de pensar que cuando alguien realiza alguna actividad o está llevando a cabo un propósito con aparente determinación es porque tiene fuerza de voluntad y ¡esto no es así!. Una vez que la identificación mengua o cesa el propósito en cuestión se desvía o termina. Cuántas veces no te ha ocurrido que ves algo, lo que sea, te identificas tanto con ello que decides probarlo o realizarlo, pero después de un tiempo, pasado el entusiasmo… el resultado es muy distinto al que pensaste.
  3.      ATENCIÓN ACTIVA Y VOLUNTARIA. Aquí ya estamos en otro nivel. Hacer las cosas con la atención dirigida es tener todo el foco de la misma en aquello que estamos realizando. Es tener el control de todo nuestro Ser y no permitir que nada nos desvíe de aquella meta que nos hemos trazado. La diferencia con la identificación estriba en el hecho de que aquí no existe un factor emocional de fondo que sea la causa de nuestro actuar sino el resultado de una profunda reflexión y del habernos dado cuenta de los beneficios que obtendremos de realizar alguna actividad a pesar de que ésta nos sea por completo desagradable. Se trata de hacer lo que debemos no lo que queremos. Puede pasar el tiempo y no hay entusiasmo que vaya a menguar o decaer, aquí, tú tomaste la determinación de realizar algo y no descansarás hasta verlo concretado, estás enfocando, dirigiendo y sosteniendo tu atención hasta el final, es fijarse con determinación, paciencia, disciplina y valor la consecución de una meta. Este es el verdadero estado de la FUERZA DE VOLUNTAD, donde eres capaz de llevar a cabo las más grandes empresas contra viento y marea, ¡contra ti mismo incluso!

Hay diferencias considerables entre los niveles de atención que tenemos y resulta obvio cuál es aquel que debemos desarrollar y hacia el cual debemos encauzarnos si es que queremos lograr el éxito y las metas que nos propongamos. Realizar las cosas con atención es hacerlas con calidad, es SER INTENCIONAL pues así lo hemos decidido, así nos lo hemos planteado. Cuando hacemos un trabajo de manera intencional ponemos cuidado en los detalles, en la forma en como fabricamos un artículo o desarrollamos un proyecto o simplemente el cómo nos comportamos y nos movemos en el mundo cotidianamente.

HACER LAS COSAS CON INTENCIÓN ES, POR FUERZA, HACERLAS CON CALIDAD Y HACER LAS COSAS CON CALIDAD ES TENER LA GARANTÍA DE QUE HEMOS DE OBTENER EL ÉXITO.

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