Aquellos
que son aficionados a lectura saben el tremendo poder que pueden tener las
palabras; sentarse a leer un buen libro es como abrir un baúl lleno
de veintes. Si, como dice la expresión: “ya me cayó el veinte”,
un libro es capaz de contener tesoros inimaginables que nos pueden llevar a la comprensión
de temas que desconocíamos, nos hace viajar a través del poder de nuestra
imaginación, abre las alas de nuestra percepción y nos conduce por senderos mágicos,
místicos y de toda índole que enriquecen nuestro Ser, nos hace crecer y reconstruirnos
de otras maneras, más grandes, más fuertes… mejores.
A través
de la palabra podemos lograr gran cantidad de cosas; podemos seducir, convencer,
confortar, animar, alegrar, entusiasmar, destruir, entristecer, enojar, iluminar,
liberar, comprometer, dormir o despertar.
Cuando se trata de los asuntos de las personas las palabras en
verdad tienen muy poco que ver, aquello que nos muestra la esencia de una persona son sus acciones, sus frutos,
lo que hace y cómo se conduce día a día, el cómo reacciona ante las
circunstancias, no sólo adversas sino en la fortuna y la alegría. Las palabras son la manifestación de lo que la persona pretende ser, es a través de la palabra que la persona vierte en
el mundo exterior y manifiesto aquello que está en su interior y que es visible
solo para ella misma. No es sino hasta que una persona se expresa que podemos
conocer su “mundo interior”, su bagaje intelectual, su inventario.
EL PODER DE LAS PALABRAS RADICA EN SU ÍNTIMA RELACIÓN CON LAS
EMOCIONES, una palabra simple y a secas no es capaz de
transmitir más que conceptos, es el énfasis y la intención con que las decimos
lo que les da su poder. De ahí la importancia de que poco a poco, como seres
que nos estamos superando y desarrollando luchemos por alcanzar el equilibrio
de nuestras 4 inteligencias, la armonía de todo nuestro Ser, para que no siga
ocurriendo lo de siempre que:
PENSAMOS UNA COSA, SENTIMOS OTRA Y TERMINAMOS DICIENDO Y HACIENDO
UNA MUY DISTINTA.
Busca el equilibrio de tu Ser,
todos habremos experimentado alguna vez la culpa de haber dicho algo a
destiempo, al calor de la ira o el despecho, habremos sentido también la
alegría de haber confortado a alguien con nuestras palabras o la ligereza que
se siente después de haberse desahogado y sacado aquello que pesaba en nuestro
interior.
QUIEN HAYA
EXPERIMENTADO EL PODER DE DESTRUIR O CONSTRUIR CON LA PALABRA CONOCE TAMBIÉN EL
VALOR DE LA SOBRIEDAD, LA MESURA, EL TEMPLE Y LA COHERENCIA.
No te fíes de lo que las personas dicen, observa su
actuar; no te fíes de lo que tú mismo afirmas, aprende a conocerte y a observar
si en verdad eres coherente en tus palabras y tus actos. Aprende a descubrir
aquello que eres capaz de lograr con las palabras, es por medio de ellas que
puedo compartirte lo que pienso y lo que siento, lo que me gusta o disgusta,
por ellas puedo llegar a ti. No seas un loro que repite lo que escucha o ve, edúcate
en el manejo y control de tus emociones y obtendrás el dominio de la palabra.
QUIEN DOMINA LA PALABRA ALCANZA EL ÉXITO
No olvides dar clic en “me gusta” en mi página de facebook, suscribirte para recibir los posts por e-mail y seguirme en Twitter.
¡Se feliz!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Deja tus comentarios, saber lo que piensas es muy importante para mejorar continuamente.