Hoy quiero especialmente hablarles de un valor que se pone en auge en esta temporada y va de boca en boca: EL VALOR DE COMPARTIR. Y quiero abordarlo desde una perspectiva diferente; todos hablan de que son fechas para compartir lo bueno con nuestros seres queridos, que debemos tocar el corazón y abrirnos a la dicha de dar a nuestros semejantes, de perdonar, saldar deudas e iniciar el nuevo año más ligero y con Paz interior.
El hecho de compartir va mucho más allá de sólo dar a los demás, de compartir regalos y experiencias de vida que enriquezcan y nutran a aquellos con quienes compartimos. Compartir se convierte en un proceso catártico que es capaz de purificarnos y limpiarnos desde lo más profundo, sacar aquello que llevamos dentro y soltarlo al mundo, abre espacio para que podamos enriquecernos de mayores y mejores maneras. Cuando estamos llenos de cosas y las guardamos para nosotros mismos empiezan a ocurrir procesos internos que pueden llevarnos a estados de suma negatividad. En la naturaleza existen fenómenos que ayudan a conservar el balance de las cosas, de la materia y las energías, y que se replican en nuestro interior.
Cuando guardamos en nuestro interior las cosas buenas que nos han sucedido, nos reservamos la dicha, la fortuna, la alegría, tarde que temprano el dulce sabor de todo ello se agria y se pudre.
DEJAR PARA UNO MISMO LA EXPERIENCIA DE VIDA ES COMO METER EN UN CAJÓN FRÍO Y OSCURO UN LIBRO MUY VALIOSO, EN ALGÚN PUNTO SUS LETRAS SE DESTIÑEN, EL MOHO Y EL TIEMPO CORROEN SUS HOJAS Y TERMINA POR SER INSERVIBLE.
Ahora, el hecho de compartir no significa que hemos de andar por el mundo contando todo cuanto nos ha sucedido sin haberlo pasado por el proceso de la reflexión; si no compartir es equivalente a la putrefacción, el reflexionar nuestras experiencias de vida es igual a la fermentación. Aquello que hemos aprendido lo dejamos madurar en nuestro corazón, mente y espíritu, añadimos elementos que fortalecen y transforman nuestras experiencias de vida.
Un símil que me gusta utilizar aquí es que SOMOS COMO UN BUEN VINO O UNA BUENA CERVEZA. El maestro cervecero sabe que una excelente cerveza se produce con paciencia y trabajo, en la oscuridad de los toneles o barricas deja que las levaduras fermenten la malta, sabe el momento adecuado en que debe agregar más agua, otros cereales o más levaduras. El producto final es una cerveza espumosa, con el sabor y consistencia perfecta. De igual manera nosotros debemos dejar que en el interior de nuestro corazón, en la oscuridad de nuestro Ser y bajo la estricta supervisión de nuestra consciencia, se fermenten las experiencias que hemos vivido, agregarles y aderezarles con valores que le den un fino gusto y poder ofrecer al mundo un producto final de exquisito sabor. De ahí que me guste decir que en el mundo existen personas exquisitas, cuya presencia y compañía enriquece, hace crecer y madurar. Seres que han tenido la fortaleza, el valor, la paciencia de sobreponerse a las vicisitudes de la vida, que saben “fermentar” en su interior sus vivencias y COMPARTEN, Y SE COMPARTEN, A SÍ MISMOS convirtiendo a este mundo en un mejor lugar.
Espero que estas palabras te sirvan para ver desde un ángulo diferente lo que es compartir. Compartir es darse a uno mismo, es entregar lo que unos es, vaciarse, dejar fluir el agua del interior, hacer espacio para que más cosas entren y nos enriquezcan.
Recuerda:
“Si compartes tu pan, te gustará más. Si compartes tu felicidad entonces aumentará”. Phil Bosmans.
¡Comparte tu camino al éxito!
me parece muy lindo de lo que hablan a qui yo antes no Piracicaba Este valor pero ahora cuando lei esto me encanta
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