¿Te suena esta frasecita?, sin duda. Todos la hemos escuchado o incluso usado en nuestras charlas, lo que resulta increíble es que, sin embargo, no tengamos una noción clara de lo que implica y mucho menos del cómo lidiar con ella.
Por zona de confort solemos entender el sitio en el cual nos sentimos a gusto con lo que tenemos, no necesitamos cambiar nada, pues sentimos la seguridad de lo conocido. Hacer esfuerzos está fuera de toda discusión, creemos que no necesitamos realizarlo ya que tenemos aquello que nos hace felices, aunque de hecho muchas de las veces esto no es más que autoengaño y la verdadera razón estriba en el miedo.
Zona de confort es ese espacio físico, psicológico o emocional en donde nos sentimos seguros. Es todo aquello que nos rodea, nos resulta familiar y cotidiano, son todas las cosas que conocemos y que sabemos hacer bien. Cuando estamos en este estado de confort dejamos de buscar pues, como mencioné, creemos que no lo necesitamos, contamos con todo aquello que nos da seguridad y satisface nuestras necesidades inmediatas.
Lastimosamente es una condición general el hecho de que las personas viven completamente en esta zona. Cualquier posibilidad de cambio, desarrollo o éxito se convierte en casi una imposibilidad pues sus patrones emocionales, psicológicos y conductuales están ya fijos y plenamente adiestrados a autosabotearse y fracasar.
Gran parte de esta situación radica en el autoengaño que estas persona utilizan para justificar su falta de acción y reforzar aún más su permanencia en este estado. Viven diciendo que son felices, que tienen todo lo necesario pero en realidad por dentro tienen la carga del temor a emprender, temor al fracaso y la terrible carga de una autoestima baja.
Todos tenemos determinadas rutinas que realizamos de manera cotidiana y que nos dan esa sensación de seguridad de lo conocido, estas mismas rutinas se mecanizan al grado de la “automatización”, creando límites a nuestro alrededor y creando la zona de confort. Si pones atención te darás cuenta de que en realidad nada es seguro, la seguridad es una mera ilusión creada para darnos tranquilidad.
Cualquier cosa que salga de estos límites y rompa con la rutina lo consideramos un “accidente” y se convierte en un factor de temor por ser algo desconocido. Todos tememos a lo desconocido, de alguna u otra forma.
Si bien lo desconocido causa temor, no es más que por el hecho de que hemos limitado nuestro propio ser a rígidos confines; obstaculizando nuestra capacidad de expansión y aprendizaje.
Si consideramos que nuestra zona de confort es todo aquello que conocemos y sabemos hacer bien, podemos decir entonces que nuestro "nivel de ser" está determinado por la misma.
Más allá de la zona de confort está la capacidad de aprender, de abrirse al descubrimiento y conocer cosas nuevas y mejores. Quizás existan cosas que te puedan atemorizar mas siempre las habrá, y depende de ti el sobreponerte a ellas y tomarlas como experiencias de vida.
La zona de confort no se elimina ni se reduce sino que se amplía, en la medida en que te abres al conocimiento y te permites explorar más allá de las “fronteras de lo conocido” tu zona de confort se hace flexible, acumulando las nuevas vivencias y convirtiéndote en UN SER CON MAYORES RECURSOS Y HERRAMIENTAS para afrontar la vida con pericia.
La gran cuestión es: ¿Qué quieres ser?. Quieres ser una persona esclava de sus propios límites y prejuicios, paralizada por el miedo a intentar crecer y vivir en el constante fracaso o Ser una persona libre, abierta en constante crecimiento y expansión, con un miedo natural por lo desconocido pero con el coraje de afrontar nuevos retos y tareas que te conviertan en ¡UN SER HUMANO PLENO, FELIZ Y EXITOSO!
El poder de lo uno o lo otro está en tus manos.
Recuerda:
“La vida es una atrevida aventura o nada. La seguridad es principalmente una superstición, no existe en la naturaleza”. (Hellen Keller)
¿Qué tan grande es tu zona de confort?
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