La frase “mente sana en cuerpo sano” es quizás una de las más trilladas, conocidas, escuchadas, “masticadas” y “choteadas” que puedan existir; al menos desde que yo tengo memoria la conozco. Crecemos con el constante recordatorio de que debemos alimentarnos sanamente, cuidar nuestro cuerpo, hacer deporte, ejercitar nuestra mente, estudiar. Desde la escuela de educación básica nos enseñan la pirámide nutricional, nos dicen cuáles son los alimentos a los que debemos dar prioridad y cómo balancear nuestra dieta, nos exhortan a no comer golosinas en exceso y, ya en últimos tiempos, a no comer comida chatarra y estar monitoreando nuestros niveles de colesterol por aquello de la obesidad.
Todo eso me parece fabuloso, creo que a todos nos queda claro que debemos mantener un sano balance entre la salud mental y la salud de nuestro cuerpo físico. La gran pregunta que yo me sigo haciendo sin embargo es:
¿POR QUÉ ENTONCES SÓLO UNOS POCOS LOGRAN ESE EQUILIBRIO?
Definitivamente no es por falta de conocimientos o ignorancia sobre el tema, creo más bien que la razón estriba en todo lo que ya hemos venido compartiendo en este Blog. Si bien es cierto que sabemos del tema, carecemos de la actitud necesaria para lograr convertir en realidad esta simple afirmación.
Aunado a lo anterior, hay que sumarle el hecho de que la constitución del hombre es compleja; sabemos ya que no solo tenemos una mente sino cuatro y que cada una de ellas se alimenta de diferentes impresiones, se ejercita de maneras distintas y se manifiesta de muy variadas formas. Te voy a dar los ejemplos más clásicos, obvios y, sinceramente, hasta ridículos por su misma contradicción.
Te acuestas por la noche con la firme determinación de levantarte temprano para hacer deporte y cumplir tu objetivo de año nuevo de bajar de peso o mejorar tu figura. Llega la mañana, suena el despertador y qué pasa: ¡un ratito más! ¡Y tu nueva figura se aleja corriendo entre los pliegues de tus sabanas!
Otro ejemplo. Te propones ahora sí llegar temprano a tu trabajo, estás en tu casa aun con buen tiempo, miras el reloj y te dices: ¡Si llego! Y tu bono de puntualidad se quedó girando en el segundero.
¿Más? “Voy a dejar de fumar es súper nocivo para mi salud”. Cuando menos te das cuenta ya tienes el cigarro en la boca. ¡Cuando quiera lo dejo!
“Ingerir comida chatarra es nocivo, tomar refresco engorda, consumir bebidas alcohólicas en exceso mata las neuronas y reduce significativamente el rendimiento intelectual” ¿Y ENTONCES?
Cada una de nuestras mentes se manifiesta a través de alguna de las necesidades de nuestro cuerpo físico: inclinaciones, apetitos, apegos, anhelos, sueños, deseos, sentimientos y emociones; todos ellos tienen su origen en alguna de nuestras cuatro mentes. Si estas no trabajan de manera coordinada nuestra vida interior se convierte en un verdadero caos. Piensas una cosa, sientes otra y terminas haciendo lo contrario. Es aquí donde surge la teoría de los YOES, no somos un solo YO, sino muchos. Cada uno de ellos surge de alguna necesidad y se expresa con “voz propia”. La forma más evidente de verificar a los diferentes YOES es observando tu comportamiento en diferentes “escenarios”. Cuando estás en casa con tus padres eres uno, con tu pareja eres otro, con tus amigos uno más, en el trabajo otra vez otro; estos son los diferentes roles que desempeñamos en el mundo.
La gran cuestión es que debes de trabajar interiormente para que todo este variado mundo interior, todos esos YOES que toman el papel protagonista en cada escenario, se unifiquen y se conviertan en uno solo, un único y verdadero YO, con pleno control y potestad sobre su “mente” y su cuerpo.
Al cuerpo hay que tratarlo con respeto y cuidado, es el único que tenemos y nos acompañará por el resto de nuestra vida. He sido testigo de mucha gente que no tiene ni el valor, disciplina o voluntad para tomar las riendas y el control sobre sus impulsos y se destruyen de manera lamentable. Algunos se excusan de triste manera diciendo a todos que “así son”, que eso es lo que les hace feliz, como tratando de convencerse a sí mismos, mitigando su incompetencia para tratar consigo mismos.
Tal vez algunos pocos realmente hayan realizado un examen de conciencia a fondo y decidido que eso es lo que les hace felices. Como una frase que leí hace poco: ¿Y si yo no quiero ser Feliz, si quiero ser desdichado? Bueno, ¡sé desdichado si eso te hace feliz!
Si lo que queremos es vivir una vida plena, llena de alegría, abundancia, éxito, Amor, es necesario que alcancemos el equilibrio entre nuestro mundo interior y nuestro cuerpo, entre lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos. Trabajar y esforzarse para alcanzar nuestros sueños requiere una mente bien afinada y orientada a la consecución de metas; un cuerpo fuerte y obediente afinado para resistir momentos de tensión, cansancio y desvelo, cuando es requerido.
Después de todo, esa frase resulta muy cotidiana y conocida, está en boca de muchos pero el corazón de pocos.
Recuerda:
“Una mente sana en un cuerpo sano, es una descripción corta pero completa de un estado feliz en este mundo”. John Locke
¡Ejercita tu mente, cuida tu cuerpo!
Todo eso me parece fabuloso, creo que a todos nos queda claro que debemos mantener un sano balance entre la salud mental y la salud de nuestro cuerpo físico. La gran pregunta que yo me sigo haciendo sin embargo es:
¿POR QUÉ ENTONCES SÓLO UNOS POCOS LOGRAN ESE EQUILIBRIO?
Definitivamente no es por falta de conocimientos o ignorancia sobre el tema, creo más bien que la razón estriba en todo lo que ya hemos venido compartiendo en este Blog. Si bien es cierto que sabemos del tema, carecemos de la actitud necesaria para lograr convertir en realidad esta simple afirmación.
Aunado a lo anterior, hay que sumarle el hecho de que la constitución del hombre es compleja; sabemos ya que no solo tenemos una mente sino cuatro y que cada una de ellas se alimenta de diferentes impresiones, se ejercita de maneras distintas y se manifiesta de muy variadas formas. Te voy a dar los ejemplos más clásicos, obvios y, sinceramente, hasta ridículos por su misma contradicción.
Te acuestas por la noche con la firme determinación de levantarte temprano para hacer deporte y cumplir tu objetivo de año nuevo de bajar de peso o mejorar tu figura. Llega la mañana, suena el despertador y qué pasa: ¡un ratito más! ¡Y tu nueva figura se aleja corriendo entre los pliegues de tus sabanas!
Otro ejemplo. Te propones ahora sí llegar temprano a tu trabajo, estás en tu casa aun con buen tiempo, miras el reloj y te dices: ¡Si llego! Y tu bono de puntualidad se quedó girando en el segundero.
¿Más? “Voy a dejar de fumar es súper nocivo para mi salud”. Cuando menos te das cuenta ya tienes el cigarro en la boca. ¡Cuando quiera lo dejo!
“Ingerir comida chatarra es nocivo, tomar refresco engorda, consumir bebidas alcohólicas en exceso mata las neuronas y reduce significativamente el rendimiento intelectual” ¿Y ENTONCES?
Cada una de nuestras mentes se manifiesta a través de alguna de las necesidades de nuestro cuerpo físico: inclinaciones, apetitos, apegos, anhelos, sueños, deseos, sentimientos y emociones; todos ellos tienen su origen en alguna de nuestras cuatro mentes. Si estas no trabajan de manera coordinada nuestra vida interior se convierte en un verdadero caos. Piensas una cosa, sientes otra y terminas haciendo lo contrario. Es aquí donde surge la teoría de los YOES, no somos un solo YO, sino muchos. Cada uno de ellos surge de alguna necesidad y se expresa con “voz propia”. La forma más evidente de verificar a los diferentes YOES es observando tu comportamiento en diferentes “escenarios”. Cuando estás en casa con tus padres eres uno, con tu pareja eres otro, con tus amigos uno más, en el trabajo otra vez otro; estos son los diferentes roles que desempeñamos en el mundo.
La gran cuestión es que debes de trabajar interiormente para que todo este variado mundo interior, todos esos YOES que toman el papel protagonista en cada escenario, se unifiquen y se conviertan en uno solo, un único y verdadero YO, con pleno control y potestad sobre su “mente” y su cuerpo.
Al cuerpo hay que tratarlo con respeto y cuidado, es el único que tenemos y nos acompañará por el resto de nuestra vida. He sido testigo de mucha gente que no tiene ni el valor, disciplina o voluntad para tomar las riendas y el control sobre sus impulsos y se destruyen de manera lamentable. Algunos se excusan de triste manera diciendo a todos que “así son”, que eso es lo que les hace feliz, como tratando de convencerse a sí mismos, mitigando su incompetencia para tratar consigo mismos.
Tal vez algunos pocos realmente hayan realizado un examen de conciencia a fondo y decidido que eso es lo que les hace felices. Como una frase que leí hace poco: ¿Y si yo no quiero ser Feliz, si quiero ser desdichado? Bueno, ¡sé desdichado si eso te hace feliz!
Si lo que queremos es vivir una vida plena, llena de alegría, abundancia, éxito, Amor, es necesario que alcancemos el equilibrio entre nuestro mundo interior y nuestro cuerpo, entre lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos. Trabajar y esforzarse para alcanzar nuestros sueños requiere una mente bien afinada y orientada a la consecución de metas; un cuerpo fuerte y obediente afinado para resistir momentos de tensión, cansancio y desvelo, cuando es requerido.
Después de todo, esa frase resulta muy cotidiana y conocida, está en boca de muchos pero el corazón de pocos.
AQUELLO POCOS QUE LA VIVEN, SON LOS QUE ALCANZAN EL ÉXITO
Recuerda:
“Una mente sana en un cuerpo sano, es una descripción corta pero completa de un estado feliz en este mundo”. John Locke
¡Ejercita tu mente, cuida tu cuerpo!
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